20 abril 2016

Lección de ciencias naturales en 200 metros

Las dos adolescentes de Pineda, que estudian en Burgos, cruzan a pie desde ayer y hasta final de curso el tramo habilitado para esquivar el derrumbe de la BU-820. En el otro extremo espera el autobús escolar



La rutina de ir al instituto de Marta de la Iglesia y Chantal Saiz, dos chicas de 16 años de Pineda de la Sierra, se ha visto alterada por el desprendimiento del talud que sujetaba un tramo de la carretera BU-820, que va de Ibeas de Juarros hasta Riocavado de la Sierra. Hace dos semanas se produjo el hundimiento de casi 100 metros de tierra a consecuencia de las últimas precipitaciones, entre el punto kilométrico 24,400 y el 24,500, en la cola del embalse de Uzquiza y la presa del Arlanzón.

El lunes la Junta cortó la carretera para comenzar con las obras, que se prevé que se alarguen hasta el 17 de junio. Esta vía une Pineda de la Sierra con la capital, donde Marta y Chantal van al instituto. Hasta su pueblo llega todos los días el autobús escolar pero ahora esta ruta se ha visto interrumpida. Ayer comenzaba para Marta, Chantal y sus padres una nueva rutina. Cada mañana, a las 7 horas, saldrán de Pineda de la Sierra en los coches de sus progenitores y recorrerán esos cerca de diez kilómetros que separan su pueblo del lugar del derrumbe del muro de sostenimiento. Allí, con sus mochilas a la espalda, las dos estudiantes recorrerán andando los 200 metros señalizados, hormigonados y delimitados que las separan del autobús escolar y por donde esquivan el terraplén. Ellas son las primeras estudiantes que recoge la ruta. Estos 200 metros han sido habilitados para que se pueda atravesar a pie este tramo cortado al tráfico y que permanecerá en obras durante 2 meses.

En coche, a pie y en bus, varios medios de transporte para llegar al IES Diego Marín Aguilera, su instituto en Burgos. El día a día de sus padres, Inés Camacho y Pedro Martín de la Iglesia, es el que se verá más alterado porque ellos serán quienes las acerquen hasta el punto del derrumbe. Inés y Pedro reconocen que es una situación novedosa pero nada extraña para ellos, «todos los inviernos, cuando nieva, algún día tenemos que bajar a las chicas hasta la zona donde la carretera está mejor. Nos llama el conductor del autobús, nos dice que no puede pasar y nosotros, como tenemos todoterreno, las llevamos hasta donde nos indica», explican, «acercarlas al bus es algo habitual en esta carretera pero menos mal que no nos ha pillado en invierno», reconocen. A las 15 horas la operación se repite. Marta y Chantal regresan del instituto, el autobús se parará donde la Junta de Castilla y León ha cortado la carretera y el proceso se produce a la inversa, las estudiantes volverán a recorrer estos 200 metros para llegar hasta donde sus padres las esperan.

Inés y Pedro explican que se turnarán dependiendo de cómo les venga mejor a cada uno. Pedro Martín trabaja en el pantano del Arlanzón, por lo que reconoce que no le supone un gran trastorno. En cambio, se preguntan qué pasará con el panadero o el cartero, por ejemplo, que recorrían esa carretera todos los días. Lo que sí está claro es lo que hará el médico, que debe visitar el pueblo dos veces a la semana para pasar consulta. Éste se trasladará desde la capital en su vehículo hasta la zona, aparcará y tras cruzar andando estos 200 metros, lo esperará un coche de la Gerencia de Atención Primaria con el que llegará a Pineda. Al terminar su jornada laboral hará el recorrido a la inversa.

Rutas alternativas

Inés Camacho y Pedro Martín explican que ésta era la vía principal para llegar a la capital con el bus escolar, pasando por Villasur de Herreros, término municipal al que pertenece el pantano, Arlanzón e Ibeas de Juarros. Ahora pueden optar por transitar por una pista forestal, paralela a la vía cortada. El problema es su inclinación y que se necesita un todoterreno para recorrerla. Además, para esquivar el tramo cortado hay que recorrer tres kilómetros de pista forestal, lo que, como los padres apuntan, les lleva cerca de 20 minutos.

La segunda opción es desplazarse hasta Salas de los Infantes. Recorrer la BU-820 hasta Riocavado de la Sierra, llegar a la intersección con la BU-825 a la altura de Barbadillo de Herreros y, desde allí, llegar a la N-234 dirección Burgos, lo que supone alargar el trayecto habitual media hora. Tanto Inés como Pedro coinciden en que la solución adoptada de acercar a sus hijas hasta la zona les parece la mejor, ya que en un primer momento la Junta les ofreció ingresar a las chicas en un internado hasta que se abriese la circulación.

Corte al tráfico

En un primer momento la Junta de Castilla y León, titular de la carretera, no cortó el tráfico pero unos días después del incidente se optó por esta medida al entender que la ejecución de las obras podía suponer un riesgo para los conductores que transiten por el tramo afectado por el derrumbe. El Servicio Territorial de Fomento ha elaborado el proyecto para reparar el talud, que va a suponer un coste que rondará los 230.000 euros.

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