foto: Marta García
Hoy en esta entrada os presento a Josepe.
Durante siglos, las campanas, además de llamar a los fieles a misa, doblaban para anunciar la muerte de un persona, celebrar las grandes fiestas, avisar a los vecinos de un incendio...
Sin embargo, en la inmensa mayoría de las iglesias ya no es un campanero quien tira de las tradicionales cuerdas atadas a las campanas. En su lugar, hay un mecanismo automatizado. Pineda, no es menos.
Recuerdo con nostalgia, como nos gustaba a todos los niñ@s, y no tan niñ@s, tirar de la cuerda que había en un lateral de la Iglesia para que sonaran las campanas.
Las primeras : un toque inicial, unas cuantas seguidas y al final después de un breve descanso, una sola.
Las segundas: lo mismo, pero con dos campanadas al principio y al final.
Las terceras: tres seguidas y a misa, al rosario o a lo que toque.
Este digno oficio lo ha realizado durante muchos años en Pineda, Josepe. Desde que ha dejado el oficio se nota su falta, sobre todo el día de la fiesta o en las fiestas grades, ya las campanas no tocan con tanta alegría, una pena, pero habrá que acostumbrarse.
Es una persona muy querida y respetada por todos. Siempre con la sonrisa en la boca y una palabra amable para todo aquel que por su camino se cruce, da igual la edad que tengamos, a todos nos dice algo.
Josepe a parte de ser el campanero oficial de Pineda, se dedicaba como la mayoría al arte de cultivar la tierra, esto es, a la agricultura y también a la ganadería. Aún conserva sus gallinitas y algunas ovejas que le permiten mantenerse activo y ocupado durante gran parte del día. Buena costumbre esta para conservar la agilidad y mantenerse en forma.
Tras un comentario hecho por una persona, he dejado de mencionar su etapa en la que ayudaba a los esquiadores que los fines de semana iban a Pineda a practicar su deporte favorito subiéndoles los skys con su yegüa. Más de una vez, de eso me acuerdo yo, bajaría a más de uno en parigüelas después de sufrir un accidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario