08 septiembre 2018

Joya románica en la Demanda


Vista panorámica de la localidad serrana de Pineda de la Sierra.- ISRAEL L. MURILLO


Pineda de la Sierra cuenta con una enorme riqueza patrimonial y su entorno natural invita al visitante a perderse entre sus senderos

En pleno corazón de la Sierra de la Demanda y a los pies del pico Mencilla, a cincuenta kilómetros de la capital burgalesa, se encuentra Pineda de la Sierra. Enclavado entre valles y bosques de robles, hayas, acebos y pinos, sus tierras están bañadas por el Arlanzón, que divide a la villa en dos barrios. La villa de Pineda de la Sierra fue declarada por la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas Conjunto Histórico Artístico en 1982, y en 2010 la Junta de Castilla y León le concedió el título de Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Conjunto Histórico.
La localidad cuenta con otro BIC entre su patrimonio arquitectónico, se trata de la Iglesia de San Esteban Protomártir, templo de trazas románicas que comenzó a erigirse en el siglo XII y que brilla en los libros de arte por su fabuloso pórtico. En su interior destaca la imagen de la Virgen de la Villa, patrona de la localidad. A la seo, se suman dos templos más, la ermita de San Pedro y la del San Cristo. «Ambas han sido restauradas recientemente», comenta el alcalde de Pineda de la Sierra, Santiago Rojo.
El nacimiento de la localidad parece remontarse al siglo IX, momento en que se produjeron los primeros asentamientos en la zona. Su gran riqueza en bosques y prados hizo de la localidad un lugar próspero y floreciente. Se convirtió en un importante concejo fundado por Alfonso X El Sabio que garantizaba el paso de los rebaños por las cañadas. De esta época quedan en la localidad algunas casonas que pertenecieron a estos ricos ganaderos, de recios muros de piedra arenisca.
Ya en el siglo XIX surgió una intensa actividad minera que también influyó en la economía local y en el desarrollo de infraestructuras como el ferrocarril minero construido entre Monterrubio y Villafría. Una línea férrea que fue desmantelada a mediados del siglo XX. Tiempo después sería reconvertida en uno de los senderos más importantes de la provincia, la Vía Verde de la Demanda, que «cuenta con 56 km de longitud y aglutina a siete localidades de la comarca», tal y como apunta Rojo.
Además de la Vía Verde, son muchos los amantes del senderismo que cada año realizan la ruta de ascensión a dos de las cumbres míticas de la Sierra de la Demanda como son el Pico Mencilla y el Pico San Millán.
Hablar de Pineda es también hacerlo de la estación de esquí del Valle del Sol, un espacio que el Ayuntamiento de la villa quiere reactivar. «Estamos trabajando por dar vida de nuevo a este espacio, algo que sería bueno no solo para nuestro pueblo sino para toda la comarca». La riqueza natural de la zona no acaba ahí y es que, a seis kilómetros de la villa, río abajo, está la presa del primer embalse que se construyó del río Arlanzón y a unos 20 km se sitúa el embalse de Úzquiza, dos puntos que hacen del entorno un fantástico espacio que descubrir.
Este fin de semana, desde hoy y hasta el domingo, Pineda de la Sierra celebra sus fiestas patronales en honor a la Natividad de Nuestra Señora. Verbenas, juegos infantiles y bailes son solo una muestra de las actividades que completan un programa de fiestas donde la tradición también tiene su espacio. Precisamente el domingo tiene lugar uno de los actos más queridos. «Se celebra la misa en la Plaza Mayor y una ofrenda floral en la que participa todo el pueblo y que acaba con un chocolatada popular», explica Rojo.
Unos días más tarde, el 14 de septiembre, la villa celebrará la Fiesta de la Cruz, en la que «se hace una romería hasta la ermita del Santo Cristo». Y ya en diciembre, el domingo antes de Navidad se desarrolla la tradicional ascensión al Mencilla.

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