04 septiembre 2016

Rincón de belleza románica en plena sierra de la Demanda



Apenas 50 kilómetros separan Pineda de la Sierra de la capital burgalesa, en plena sierra de la Demanda. Allí se ubica la antigua estación de esquí Valle Sol, que fue abierta en 1975, pero que en la actualidad no está operativa. Aún así, sigue conservando los remontes que antiguamente la hacían funcionar, utilizándose por excursionistas para lanzarse con trineo cuando la nieve hace presencia, hacer senderismo o para pasar simplemente un día de descanso.

Su amplitud de montes, arroyos, bosques y pantanos la convierten en el escenario ideal para cualquier amante de la naturaleza. Rodeada por el pico de San Millán (2.131 metros) -donde nace el río Arlanzón-, el Mencilla (1.929 metros), y el puerto del Manquillo (1.413 metros), se puede disfrutar de estos paisajes por varios senderos que existen junto al caudal, siendo especialmente recomendables los que bordean los embalses del Arlanzón y Úzquiza.

Su fundación se le atribuye al conde don Sancho, el de los Buenos Fueros, porque le concedió una carta foral. Pero en ese mismo documento se prueba que la villa ya preexistía. Finalmente el emperador Alfonso VII confirmó el fuero concedido, en virtud del cual, los vecinos de Pineda tendrían privilegio de libertad de tránsito y tributos de cabeza de ganado. A partir de ahí, su forma de vida estará ligada íntimamente a la ganadería.

En su arquitectura popular se mezclan las grandes casonas, pertenecientes a los ricos ganaderos de la época levantadas en los siglos XVII y XVIII y hechas de piedra arenisca rojiza, con las viviendas del resto de la villa, casas de piedra con fuertes muros y pequeñas ventanas.

La minería fue también una parte importante, porque gracias a ella se construyó el ferrocarril minero con el objetivo de transportar los minerales extraídos, como el cobre, plomo y sobre todo el carbón. Su recorrido iba desde el barrio de Villafría hasta Monterrubio de Demanda. Actualmente, el antiguo trazado se ha acondicionado como vía verde para realizarse a pie o en bicicleta de montaña.

La presencia románica destaca entre sus monumentos, como la iglesia dedicada a San Esteban Protomártir, una de las más bellas de este estilo artístico, distinguiéndose sobre todo su maravilloso pórtico. También la ermita del Santo Cristo, de finales del siglo XII y la Iglesia de San Esteban Protomártir, declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento en 1983.

Todo ello se aúna para mostrar arte y naturaleza en todo su esplendor, que unido al buen hacer de sus gentes, la convierten en lugar imprescindible para visitar.



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